LLORABAN
Lloraban las galaxias
estrellas malheridas.
Los universos tristes
se hundían en la nostalgia
de un pasado soñado y sin retorno.
Yo seguía escribiendo en el viejo café
al paso de mi vida, tan segura
y consciente de mi muerte.
Seguía yo escribiendo al olor del café,
al sabor del café, y pensando y pensado,
vida mía, mi vida, sentidamente en ti.
En ti, mi amor, en ti y en nadie más.
Las galaxias seguían y seguían,
y seguían llorando, ay, llorando
estrellas malheridas y yo,
pobre hombre muy pobre,
lloraba simples lágrimas
a solas con mi sola soledad.
LA PENA
Dime si valió la pena,
la pena, vida, la pena.
¿Valió o no valió la pena?
Dime, dime, dímelo.
Dime si valió la pena,
la pena, vida, la pena.
Dime, dime si valió.
Dime si valió la pena
que naciéramos tú y yo.
Valió la pena, la pena
y, con la pena, valió,
vida mía, la alegría
que naciéramos tú y yo.
BUENAS NOTICIAS
Buenas noticias, buenas,
buenísimas noticias:
mi corazón te ama,
me ama tu corazón
y el amor crece y crece
en el joven poema
vivo de la galaxia.
El amor, el amor,
el amor crece y reina
y es amor la galaxia
y tú y yo, vida mía,
somos amor, amor,
y únicamente amor.
Sí, buenas noticias, buenas,
buenísimas noticias.
Mi corazón... Tú corazón...
Las noticias, estas noticias,
de amorosas caricias coronadas,
jamás nunca jamás
se escucharán, loado sea,
en las acicaladas retahílas
que llaman noticiarios
en la TV, entre otras artimañas.
Estas buenas noticias
quedarán para siempre,
tal como debe ser,
feliz y bellamente custodiadas
por nosotros, mi amor,
y nadie y nadie más.
JUAN CERVERA SANCHIS
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