ESPEJO
Quiso ver su rostro en el espejo,
acercando su imagen al cristal.,
Jugó con su imagen reflejada,
y descubrió a otro que no es él.
Sus manos se posaron en sus manos,
su nariz pegada a su nariz,
sus ojos clavados en los suyos,
sintiendo el frío cristal en su nariz.
La proximidad de un cuerpo sobre otro
distorsiona la imagen a percibir.
Su rostro no es su rostro,
su cuerpo ya no es él,
su tiempo ya pasado lo delata,
ajeno a su manera de sentir.
VIRTUDES ROLDÁN
ESPEJO
El espejo testigo mudo y sordo de todo lo que se pone delante de él.
¡Ay si éste hablara!
Que de discordias se oirían cada instante en todos los rincones de este planeta y cristales rotos.
Sería un buen negocio para los cristaleros. Bueno esto no puede ser.
Quien no se ha mirado en un espejo, éste nos refleja tal como somos por fuera.
Yo recuerdo que cuando era joven tenía el pelo negro como la barba.
Ahora blanca y la piel con más arrugas.
El espejo no engaña nos hace una fotocopia, no esperamos milagros de él.
ANTONIO BASALLOTE
EL ESPEJO
El espejo tiene múltiples posibilidades y hay muchas clases de espejos.
En todas las casas suele haber más de uno. Los más frecuentes: el del baño que sirve para asearnos, el grande en el dormitorio para ver si vamos bien vestidos o nos hemos abrochado mal la camisa.
Luego hay un espejo precioso el “MAR”. Cuando luce sol sobre el agua tranquila el brillo de este espejo plateado unas veces, o dorado otras. Es maravilloso por otra parte cuando el cielo está nublado y hace viento, el mar se encrespa, el espejo se vuelve tan negro como las nubes que le cubren.
¿Quién no se ha visto reflejado en los limpios ojos de un niño. El enamorado siempre se ve reflejado en los ojos de su amada.
Tengo una amiga que da un taller de relajación y siempre dice: “Cuando os levantáis por la mañana miraros al espejo y empezaréis a decir, que mal me veo, tengo una cara malísima.
¡No! No lo hagáis.
Tenéis que miraros y decir: Qué guapa estoy, tengo mejor cara que ayer. Me quiero y me mando besos.
¿Os parece una tontería?
No lo es. Eso es lo mejor, para aumentar nuestra estima. Y si lo hacemos todos los días, seremos más positivos y nos ayudará a solucionar los problemas.
PILAR SÁNCHEZ BARCINAS
EL ESPEJO
No veo mi cara ahora en el espejo.
Veo una mujer joven,
animada, de ojos azules,
pelo rizado, color de trigo maduro,
mente abierta, lista para todo,
el mundo en las manos.
No es esto lo que vería
otra persona a mi lado.
Vería una mujer mayor
cara de arrugas y manchas
los ojos azules descoloridos
el pelo más gris que nunca.
Yo miro en el espejo
y sonrío, porque nadie,
nadie sabe la sabiduría
las cosas que he visto
los recuerdos que tengo
la vida que he vivido.
Ni el espejo… sólo yo.
ANNE SAMPSON
EL ESPEJO
En un rincón del desván
polvoriento y sombrío se
encontraba el viejo espejo.
Olvidado por todos no dejaba
de pensar que ya no iba a
volver a reflejar un precioso
rostro nunca más.
Pero el destino quiso que
aquel viejo espejo volviera
a resucitar y reflejara los
más bellos rostros que jamás
hubiera imaginado.
Lo limpiaron, lo restauraron
y lo pusieron en el salón
de belleza más famoso del
lugar, donde las más
bellas mujeres posaban
para ser reinas de la belleza.
CARMEN PÉREZ MARTELL
MIRANDO AL ESPEJOI
¿Luce el sol o la luna al otro lado del cristal empañado?
No lo sé con certeza.
Tendré que preguntarle a quien desde el otro
lado me sonríe gozoso
para que olvide el presente y sueñe de nuevo
mis horas de niño frente al mar.
Allí, tras el espejo, todo es posible
porque el tiempo no existe.
Pero… sólo cerrando los ojos, soñando,
se franquea el inexistente límite.
Sólo con los ojos cerrados,
es posible, que una ola me hable sin palabras
mientras una barca azul cielo
se pierde en el horizonte lejano
dejando una enorme estela de colores
sobre las quietas aguas que mecen
mi cuna de espuma blanca.
Luzca el sol o la luna sobre mi cabeza
no me calienta como ayer.
Tengo el frío del mar tan metido en los huesos
que no consigo sacarlo aunque me siente,
horas y horas, en un banco al sol.
Brillan mis ojos con tu reflejo inmenso
y no ven la sonrisa burlona del mar que juega
con una traviesa caracola.
Estoy perdido entre dos irrealidades
y desconozco cual me envolverá mañana
haciéndome diminuta gota, diminuto grano,
fácilmente movido por el viento,
lentamente cubierto por las hojas,
sorprendentemente iluminado por la luna o el sol.
La puerta está cerrada, no tengo
la llave que la abre y no tengo
fuerzas para moverla a empujones.
Me quedaré aquí muy quieto
hasta que alguien salga, ahora,
esta tarde, mañana…
II
Tras el espejo sólo veo flores,
un cielo intensamente azul
y unas diminutas nubes
perdidas en el horizonte.
Allí, entre los rojos rosales,
caminas despacio, moviendo
grácilmente tus caderas
que siguen todas las miradas.
Allí, siento el viento
acariciar mis mejillas,
aspiro el olor de tu cuerpo
dejándome arrullar por viejas golondrinas.
Nada pasa, no hay tiempo,
todo permanece inmóvil
casi sin movimiento.
El tiempo ha desaparecido
entre los poros del cristal
uniendo para siempre
al sol y a la luna.
Ya no quedan espectaculares atardeceres
ni melancólicos amaneceres.
Tan sólo un mar que nos cubre
con su manto de espuma blanca.
Al otro lado del espejo
me sigues mirando,
con la misma mirada,
un día tras otro.
III
Esa imagen que el espejo me devuelve
difiere de la que guardo en mi mente.
No reconozco ningún rasgo
y eso me desasosiega.
¿Quién se refleja en el espejo?
¿Quién se adueña de mi cuerpo?
¿Quién juega con mis manos
tras el frío y frágil cristal?
Veo angustia, desaliento,
cansancio y olvido
cuando mi sentir es bien distinto
en este instante efímero del día.
Pasaré un paño seco porque el vapor
ha empañado el vidrio
distorsionando las imágenes
que se repiten en el cristal.
Ahora está todo en orden
y me encuentro en los ojos
de quien me mira con desparpajo
desde el otro lado del espejo.
JOSÉ LUIS RUBIO
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