miércoles, 11 de noviembre de 2020

EL HOMBRE ADÁMICO

 

Remecido por místicos vientos

silente divaga el Hombre de barro.

Tal inefable musitar:

como el alma de Adán

en su primigenio temblor.

Cual Génesis:

el insondable diluvio terrenal.

Azaroso camino de siembra:

pletórico de simbologías

toda una fértil cosecha.

Guiado por la lumbre

el enigma de la lóbrega noche.

En su mortandad:

de súbito el fantasmagórico

símbolo del mal.

Parece la vida ciclo diminuto:

arrojados a las fauces de la Bestia,

al martirio del Madero…

Preferible ser axioma

en el acaecer del devenir.

Peregrinando por el terrenal Paraíso

atisba el espíritu su desvelo.

Somos fugaces siluetas:

trasbocados al Árbol del cognomento,

a la Serpiente del Edén.

Cual trémula ventisca…

Somos:

Hijos del lodo,

de un Pájaro redentor.

Ah, de todo esto

el Hombre alado, sus huesos abandona:

para retornar al prístino fuego,

a la morada de lo abisal.

Del libro Derecho Intelectual de César Vásquez López -Chile-

Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 87


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