Así era tu nombre
la extensa homilía
cansada de rezar
Los labios una saeta
en el reclinatorio las sombras
Resguardando
el alto Silencio
que se siente desvestido
por el sudario de las cumbres
Pureza de satén
y el último velón
donde anidan los delirios
Inmensidad desconocida
solo profanada
por los ocultos estandartes
Así era tu nombre
una ventana de amapolas
y el cante jondo de las sierpes
LUIS ÁNGEL MARÍN IBÁÑEZ -Santa Cruz de la Palma-
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