sábado, 30 de marzo de 2013
SOLO SÉ QUE NO SÉ NADA
Como dijo Sócrates, sólo sé que no sé nada. Al menos es algo, porque hay mucha gente que ignora incluso su ignorancia, que es tan atrevida que se dedica a opinar de lo que no sabe y, lo que es peor, a valor lo que hacen los demás de su vida privada.
Solo sé –como cualquier otra persona de mediana inteligencia- que el tiempo no pasa, en absoluto, que permanece inmutable a la espera de un golpe impaciente que lo transforme en vivencias, recuerdos, memoria imborrable u olvido pasional. Sólo sé que no se puede vivir desde la tumba, y que el aire no es tan puro ni las fragancias tan embriagadoras cuando se respira desde un cráneo pelado por las edades y los gusanos.
Que nadie se confunda: no hay tristeza en la asunción de las realidades dadas y las que han de venir con absoluta certeza, sólo comprensión y análisis. No hay ninguna tumba bella, ni mausoleos que produzcan dulces frutos de juventud. Sólo existe el aquí y ahora, el presente que nunca está porque se transforma en pasado que se va alejando como un tren en la noche, o en futuro que está a la vuelta de la esquina... o no está porque ese mismo tren nos lleva el día menos pensado.
Solo sé –como cualquier otra persona de mediana inteligencia- que el tiempo está para aspirarlo, estrujarlo, retorcerlo, exprimirlo, besarlo y dormirlo en un abrazo de sueños infinitos, de vivir gozos y sombras, pálidos besos o ardientes desafíos.
Francisco J. Segovia -Granada-
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