Bendito seas, Aquilas,
dale muerte a esa impostora
de mi hermana. Ya demora
su condena. Si destilas
la verdad, pronto mutilas
su rostro. Yo he de pagar
mis tesoros porque el mar
ofrezca su cautiverio
a la diosa del misterio
donde pude naufragar.
Del libro Los césares perdidos de ODALYS LEYVA ROSABAL
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