El barco encallado en las redobladas ansias se consume
en el océano de la sangre contenida, inagotable rumor.
Desmajedar el nicho de la melancolía, apagar la lámpara.
Las esquirlas del espejo trizado tiemblan,
Aceleran y desaceleran, se hacen un nudo, atan nuestros cuerpos.
La sombra inmóvil me devuelve la lucidez
Despojada, devastada y cegada por la resaca.
El cisne negro persigue al destino
Cuando no es capaz de hacerle frente.
La dionea tienta a la tentación.
Sobre las incandescentes ascuas de nuestra piel
Mezcla de sal y azúcar.
El lienzo prestado canibaliza las vanas conjeturas,
Grita tu nombre por las esquinas.
En la sucursal del cielo
En sábanas de hilo bordo el color
De la desbocada lluvia que no moja…
PILAR REDONDO -Córdoba-
No hay comentarios:
Publicar un comentario