Ha enterrado mis gemidos
entre las sábanas y la reunión de la piel
ha amordazado el blanco indecible de los ojos
al tiempo que deshila la sonrisa
y fusila el tajo de mi labio con su dedo.
Ha dicho palabra con sus uñas
mientras pronuncia su adiós.
He lamido en la página
el follaje de su cuerpo
y por más que mis dedos lluevan
sobre el recuerdo
y mi voz persiga el amparo de sus orillas
conozco el rostro hostil del agua
cuando desgarra contra las rocas.
Hemos gritado lágrimas
en medio de unos ojos de arena.
De libro Temblor Insomnio de SEBASTIÁN MONTAÑEZ CIFUENTES -Colombia-
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