LAS TORRES DE NIJ EN INGUSETHIA

 

Las torres inguches son monumentos únicos de la arquitectura medieval ingush. Representan un conjunto defensivo sorprendentemente monumental con edificios de piedra para la defensa y la observación.

Se cree que la construcción de torres en el Cáucaso Norte comenzó en la antigüedad, vinculándola a los restos de viviendas ciclópeas megalíticas (datación entre el II y I a.C) encontradas en el territorio de los antiguos pueblos. En la Edad Media alrededor del siglo XIII-XVI, comenzó un período de renacimiento de la cultura de las torres del Cáucaso Norte, cuyo fenómeno, se manifestó con mayor claridad en las montañas de Ingushetia, que fueron llamadas "país de las torres".

En el "vovnushki" que así se llama el complejo medieval de defensa y torres de vigilancia, tenían unas reglas para construir las torres, debían estar terminada en 365 días y cada familia acomodada del pueblo estaba obligada a construir una.

Estas torres estaban destinadas principalmente a la defensa, pero también vivían familias en su interior. Las torres tenían unos 10-12 metros de altura. El primer nivel albergaba establos para vacas y caballos. Los pisos y techos eran de madera. El segundo nivel estaba destinado a la vivienda. El nivel superior era el piso para los huéspedes, pero también podía ser usado para la defensa. Lo que parecen balcones son en realidad puntos defensivos. Estos balcones no tienen suelo y se usaban para tirar piedras y verter líquidos calientes a los atacantes, mientras que el recinto de piedra del "balcón" protegía a los defensores de las flechas.

Los pueblos con torres estaban cerca unos de otros, por lo que las torres también podían ser utilizadas para la comunicación mediante señales de fuego, de modo que todos los pueblos vecinos sabían rápidamente cuando se aproximaba un enemigo. El pueblo ingush cree que las torres encarnan su espíritu nacional y la búsqueda de la belleza. Cada torre lleva símbolos espirituales de sus constructores y de las familias que financiaron su construcción.

Compartido por Manuel Kentore