sábado, 28 de noviembre de 2020

ADMONICIÓN

 

(Sonatina)


Ya basta de este hastío marchito de esperanza

si sobran duras piedras en campos de labranza,

y el juicio, con el tiempo, se torna inquisidor.

Persigo vanas huellas errando en el camino, 

difícil pernoctar sin hallar un destino,

¿quizás sea utopía bregar por lo mejor?

.

Me seca la sonrisa el llanto de aquel pobre

con llagas en el alma, con su mirar salobre

y los huesos calcados que dibujan la piel,

o la mano pringosa del huérfano inocente

que clama por cariño aunque ya nadie intente

saciar tantos pesares que saben solo a hiel.

.

Aun frente a los altares, el rezo condolido

no apaña la inclemencia que agobia al desvalido,

o al menos no le brinda una oportunidad,

quien, cómodo en la banca, repite su falacia,

un vil oportunista que vive “en democracia”

y llena mil alforjas previendo impunidad.

.

Se sabe, todo necio seguro ocupa un puesto,

merced a la obsecuencia lo gana con un gesto

del líder que lo “educa” para su propio fin.

No vale ya el decoro; la prez vira obsoleta;

el título no existe; se lucra con la treta;

la voluntad del recto se emplea de cojín.

.

Las leyes no se cumplen; los jueces... de verbena;

los reos siguen libres, al bueno se condena;

los grises del indigno oliscan a un paúl.

Da pena..., no hay valores. Se avala al sobornable;

el vicio o la incultura es práctica aceptable

y deja sentimientos finando en un baúl.

.

Que cesen los abusos, los hurtos, la violencia,

que el estadista inspire con mágica decencia,

y sirva a la pujanza del “reino del revés”.

Icemos nuestra enseña con gloria, con laureles,

gozando en libertad sin miedo a los infieles,

incluso cabalgando por sobre los traspiés.


Miriam Chamba

Compartido por Luis Humberto Pulgarin Mejia

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