Los cuervos vuelan desde sus manos. Son dos. Dan vueltas alrededor de él. Hasta que se quedan quietos. Imposibles en el aire sobre su cabeza. Ella aparece y su mirada lo enmarca todo. Incluso el paisaje. Los pájaros caen desplomados, uno delante de él, otro detrás. Él encoge los hombros. Y extiende las manos con las palmas hacia arriba. Ella levanta el vuelo, se posa en una de las manos, aletea triunfante.
Del libro Bla, bla, bla, bla, bla sobre el amor de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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