lunes, 25 de marzo de 2019

VENDAVAL


Este vendaval terreno donde la justicia es guerra,
donde la paz se conoce como instigar al hermano,
donde la luz es ausencia y la vanidad la reina,
donde la filosofía es ave de mal agüero
cayendo en el agujero de falta de educación...
donde sílfides del viento juguetean con las mentes
sin hacerse al fin presentes, dependiendo condición.
Este vendaval de ausencias de todo lo que alecciona,
de infidelidad sin fin y de trato miserable,
de estigmas y de dolores que son del cuerpo y del pecho,
lo que te hace andar derecho en pos de todo perdón...

¡Ay madre!, este mundo roto por las frentes perniciosas,
por todas aquellas cosas que no son nuestra incumbencia...
Del invierno la inclemencia y del infierno caverna,
donde la vida es eterna y la muerte predominio.

De mi depende ser justo... de mi depende ser grato,
servir a toda la tierra con afán, sin sacrificio.
La puerta cierra su quicio y tras los bellos cristales,
se van quedando arrabales en la calle del error.
¿Es que no vas a entender que muriendo no se vive
y que resulta imposible adherirte a los avernos?
Los ternos de bronce y oro tienen su manto grabado
con todo aquel que ha pecado por desidia y por traición.
Y en el libro de los nombres, las hojas están en blanco
esperando que el borrón de nuestro sello sea grato
tras la huella que adivina nuestra etérea condición.

Carmen Azparren Caballero

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