En el torrentoso averno de tus ofertorios…
tal cual, enfermo yo,
en propio desahucio,
vuelta di mi espalda a mirar mi camino…
escanciando de tu pócima… en ceguera.
No hubo Dios, ni patria, ni bandera…
que impedir pudiera
mi febril locura…
y aquí estoy, sufriendo los estragos…
dulcemente amargos de tus caprichos.
LUIS YACO ORMACHEA MÉNDEZ -PERÚ-
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