domingo, 31 de marzo de 2019
EL PIE DE EURÍDICE
Piensa un momento en el pie que
como un fruto
-opimo, terso, deleitable-
posa Eurídice en el territorio de la luz
antes de que el abismo la devore
–sombra fundida en otra sombra–
en el momento en que Orfeo osa mirarla.
Piensa ahora en el otro pie de Eurídice.
Aquél que como un fruto oscuro
el sol no baña sino el agua de Aqueronte.
En el pie que mordiera la serpiente,
el que se queda atrás y que la arrastra.
El pie mortal.
Acaso la poesía es una Eurídice
tendida como un arco
entre las zonas de la luz y de la sombra
que están dentro de Orfeo.
(Ocurre, breve, cuando el poeta osa mirarla
-verse-
a los ojos
y porque la mira
deja de estar).
Tal vez muchas otras cosas son eurídices:
nosotros, entre la sabiduría y el deseo,
la memoria y el olvido,
el adentro y el afuera,
o todo lo que existe
entre las reminiscencias del Ser y del no Ser.
GABRIEL CHÁVEZ CASAZOLA -Bolivia-
Publicado en Luz Cultural
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