Nadie te podrá igualar... ¡nadie como tú! Tu mar es intenso y muchas veces navegué; en él; tus aguas impetuosas y corriente frenética, desmesurada... ¿quién dice no a ti?... ¿quién se aparta de la miel, dulce y sabrosa, quién?... Eres poesía y yo muchas veces te escribí, en el primer verso me cautivaste tanto... que a Dios santo sin conocerte tanto, por ti... le pedí... en la segunda estrofa ya te estaba amando y una boca traviesa... buscaba tus encantos, cuando pensaba que tenía mucho por escribirte, hice a un lado mi cuaderno y mi lápiz, y me puse a escribir en tu piel... esa noche fue para mí la más hermosa de mi vida, nadie como tú; mi vida..,
Agustín H. Castañeda
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