Buscando sosiego a mi alma adolorida
camino como un loco por la orilla del marjal.
La luna llena, incandescente tea, del cielo veo caer
sobre la inmensa ciénaga que han formado mis lágrimas,
por su desdén y mi cruel desesperanza.
Compungido busco en la penumbra
un rayo de luz que delate en las colinas,
el brillante resplandor de sus ojos moros,
escondidos en el fondo abisal de mi enigmático destino.
Le pregunto a la luna si sabe dónde estará,
si aun me espera en el puerto de donde partió,
si en otros brazos se encuentra ya,
si todavía puedo encontrar su amor en el cofre dorado
que en lo más profundo de la ciénaga
guarda la dicha de un amor perdido.
ABEL RIVERA GARCÍA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario