La lluvia pasa el umbral
de los trigales del sueño
Vuela el jinete del agua
y en su fluvial abrazo
moja mis labios marchitos
Truena un silencio de besos
Cae hecho hilo de letras
sobre el cuenco de mis manos
Tapa con sus cristales
mis horas huecas
Silba en el paraguas
de mi herida abierta
Y en el hondo y blando
temblor de mis hojas
Riega con sus voces
mis desiertos lirios
pero la lluvia
no alcanza para apagar mi sed
mi copa está vacía
llena de pájaros dormidos
y tu silencio
muerde mis labios
y se va en la oreja de mi memoria
que se llevó los peces
siguiendo el mar
Graciela Kulyk
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