Un hombre con gran riqueza
veía a sus seres queridos
morir en sus brazos
mas en él no había tristeza.
Antes vivía en la pobreza
y sin explicación,
se rodeó de riqueza,
era un misterio su obtención.
Se decía que había encontrado
una olla que oro le daba,
su fortuna iba creciendo
y mas solo se quedaba.
Estaba un pacto cumpliendo
con sangre firmado,
a su familia entregaba,
el oro el más amaba.
Su nieta enterada,
busco esto parar,
la olla debía encontrar,
para ser enterrada.
Un día su abuelo murió,
la avaricia lo venció,
ella la olla encontró
y sin pensarlo la enterró.
Así se acabó la maldición,
todos trataron de olvidarla,
pero vale la pena contarla,
como una buena reflexión.
Victoria Baltazar -Perú-
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