Tenía cincuenta años
con cuatro hijos ya casados
que habían seguido su destino,
cada uno haciendo camino,
en su dormitorio un espacio vacío,
de un hombre ya ausente,
que nunca estuvo presente,
ni siquiera cuando su primer hijo nació,
ella sola se encontraba,
en aquella casa donde alguna vez soñó
estar rodeada con los que amaba,
sentía vivir en su vida un desolado otoño,
pero era fuerte y tomo una decisión,
optó sin temor por la separación,
aun tenía mucho por vivir,
ella se propuso vivir el momento,
sin perder la esperanza para seguir,
un corazón que experimentó
la soledad, traición y dolor
superó esto con gran valor.
Victoria Baltazar -Perú-
No hay comentarios:
Publicar un comentario