sábado, 4 de agosto de 2018
SIEMPRE, SIEMPRE ESTUVO LLOVIENDO
El agua que tan necesaria es para el campo y la vida,
pero aveces deslíe las conciencias, una a una,
empapa los campos y se agitan las miradas
del labrador y del paciente pastor.
Nunca acabará la lluvia, al menos no debe;
en mi memoria llueve, pienso un poco y vuelvo a ver
los charcos que me gustaba patear de pequeño...
unas mantas con más agujeros que las zarzas;
un pobre pastor que para resguardarse
lo único de que disponía era un "culero de palmas".
Siempre, siempre estuvo lloviendo..
los pajarillos con frío buscaban entibiarse
con nuestra sangre..
Aquella boca de tibia luna del pastor y de sus crías,
enmudecidas y frías, sobre la yerba húmeda...
Y se preguntaba el pastor: desolado y dolorido:
¿A dónde se lleva el río, mi cebada y mi trigo?
que es la comida de los animales y el alimento de mis hijos..
¿En que páramos los desparramará?
¿en que madre germinarán? ¿acaso se olvidó
el creador de sus hijos hambrientos en este planeta?.
Con sus ojos nublados por el dolor, mira hacia el cielo
y con sus manos ciegas palpa la tierra,
y exclama con sorda insistencia:
¡Hasta cuando señor, hasta cuando!
-Pero del cielo sigue cayendo agua como si no lo oyera-.
RAFAEL CHACÓN MARTEL
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