Un silencio se apodera en la agonía de mi alma
es el ocaso para todos esos sueños con el amor,
despacio mis pasos parecen que ni huella dejan
las olas me golpean como la nostalgia la mente.
Este sonido de la soledad que me trae tu nombre
son tus besos recorren todas las partes de mi piel,
suspiros que escapaban de tu boca en momentos
en que tus ojos cubrían de primaveras mi destino.
El orgullo al fin derrotado dejar caer en las mejillas
unas lágrimas que cual un arroyo hacia las piedras,
llevan todo un caudal nuestras caricias e ilusiones
es un exilio llevo una cruz que no puedo sostener.
Miguel Gómez Da Luz
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