Tu majestuosidad
cautiva y derriba.
Luces extravagante,
tu luz hechiza y
despierta placeres.
Eres magnética
y acaparas la atención
e induces inspiración.
Te permites posar
en diferentes formas
y como te pongas
asombras.
El sol se deleita con
tu gracia y glamour.
Lo embargas, lo seduces,
tu encanto, es un canto
para él, porque lo arrullas,
aún en la distancia,
el vive con ansias y
se estremece todo su ser.
Le enamora tu esencia,
al mirarte se cautiva
y se enciende,
disfruta y anhela
cada reencuentro
y lo hace eterno.
El tiene la certeza y
convicción de que vivirán
una eternidad, ya que gozan
de conexión con lo divino,
es por ello que viven de
suspiro en suspiro.
F. Janeth Elizarraraz O.
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