miércoles, 20 de diciembre de 2017
LA LÁGRIMA
Lloré...
Lloré tanto que ya no tengo lágrimas para darte...
Lloré cuando mis padres se fueron,
cuándo mi perro dejo de ladrarme.
Lloré cuando aquel niño pequeño pedía un juguete y su madre, no tenía nada que ofrecerle.
Lloré cuando bombardearon aquel hospital inocente, quince niños muertos y tres doctores.
Cuando una barca cargada de hombres y mujeres se hunde en medio de la corriente.
Lloré tanto que ya no tengo lágrimas para darte...
Ya no tengo lágrimas...
Todas las he gastado en estos años,
Viendo como mi pañuelo las secaba,
porque todo se acaba hasta los días amargos,
Vendrán días felices con lágrimas para poder contarlas.
Es el lenguaje sin palabras, que habla de las cosas buenas y de las cosas malas.
Porque una lágrima esconde alegrías y tristeza
Lloró porque soy una lágrima que se escapa,
quiero que me entiendas todos hemos llorado,
cuando éramos pequeños algunos por rabia,
y cuando fuimos mayores por amores o por desgracias,
todos hemos guardado lágrimas para días que traen sorpresas.
Pero ya no tengo lágrimas para darte...
Solo un pañuelo para secarlas.
Mis ojos están cansados, vieron tantas cosas que ya nada puede asombrarle.
Hoy saldrá mí última lágrima...
La última que me quedaba para terminar este poema, una lágrima que pasea por una mejilla, un día que estaba... emocionada.
Manuel Franco García
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