Esos recuerdos medios benditos,
en los que ella besaba
dejándole entrever,
que era a él a quien amaba.
Tomando con hambre sus labios,
mordiendo entre suave y lento
pidiéndole sin palabras,
que no la dejara sin ellos.
Pero ni así entendía;
siempre embargaba la duda
de si ella en verdad,
le daba todo con premuras.
No comprendiendo el miedo
de que todo se acabara
o que el tiempo siempre en contra
definiera todo aquello.
Luna dormida
No hay comentarios:
Publicar un comentario