Cabalgando sobre el lomo de un
blanco rucio, Elias el profeta, por el
Señor distinguido, al galope
impulsado por las alas del borrico,
inicia el sendero de un viaje tan
ansiado.
Al son de trompetas celestiales,
luego de andar milenios de nuestra
historia, viene a anunciar el
anhelado mensaje, en estos tiempos
precisos de gloria.
Alumbren ya las nueve lunas,
ábranse las puertas a Elias, despejad
de vuestras mentes las angustias,
canten, bailen, lloren de alegría.
Cercanas las horas de regocijo, en
las cuales la verdad debe ser bien
recibida, la elección está en vuestras
manos, elegid por sobre todo, el bien
y la vida.
José Tenenbaum
Publicado en Literarte 92
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