miércoles, 21 de septiembre de 2016

SEGUNDO


Ellos eran tantos. Yo sabía los nombres de cada uno
pero nadie conocía el mío.

Yo estaba al centro y estaba desnudo.
Estaba en el suelo en posición fetal y todos reían
y sostenían y estrechaban copas.

Entonces levanté la mirada
y pronuncié una palabra.

Pero nadie entendió mi lengua.

Del libro La promesa de un poeta de Aleqs Garrigóz -México-
Publicado en La Biblioteca



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