Ellos brindaron y bebieron
hasta liberarse
del dolor de la vigilia.
Los amantes sin dueño,
los eternos soñadores de un abrazo,
los irrealizados fundadores de una estirpe
que sólo existe en los Supremos Libros,
esos, se cansaron de buscar.
Se hartaron de llevar a cuestas la promesa del cielo.
Fue un último brindis,
el de la decepción y el desengaño.
Esa noche, en la desierta isla de los sueños,
una estrella conoció su definitiva soledad.
Del libro "Fuegos en fuga" de
Marta Rotonda -Argentina-
Publicado en el blog elescribidor
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