Puedes hacer la suma de la ciudad en que vives
Contar sus accidentes: sus percances: sus tumultos
Llamar de viva voz a los muertos para que salgan de sus tumbas
Y relaten nuestra historia en sus vicisitudes y congojas
Cómo fue que llegamos a ser este desastre en marcha
Esta catástrofe multiplicada sobre la costra del mundo
Puedes ser su clarividente: su profeta: su mesías
Decir que esta ciudad tiene un futuro envidiable
Que llegará a ser la mejor metrópoli de todas
Pero eso sería mentirle a los arenales que le dan vida
Al salitre que la sostiene en pie cuando la arrasa el terremoto
Porque esta ciudad es sólo un espejismo en la transparencia del verano
Una luz temible a cuya sombra eres
Hijo de su engaño: padre de sus mitos.
Gabriel Trujillo (Mexicali, Baja California)
Publicado en Periódico de poesía 88
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