Unos pasearían por donde él lo hacía ahora, como otros lo hicieron antes, por ello existía el camino donde los seres mostraban sus sentimientos a la luz del día; como los perros persiguiendo al gato, como al pájaro emprendiendo el vuelo.
¿Que sentido tendría el camino sin los sentimientos surgidos, realizados, entrecruzados?
Comprendió entonces la simbiosis entre la materia y el espíritu para hacerse posibles y el auténtico sentido de la eternidad.
JUAN CASAS
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