viernes, 1 de enero de 2016
APREMIANDO EL BLUES
He escogido la madrugada
Hacía virar sobre el atolón
Hablado por tu organismo
Herido cual si fueras vivo ser
Hilando ella, te transita
Hay una altura primigenia
Habiendo sobrecogido, silente
Heme el diluvio en su plenitud
Hacinando contra la pared
Huidiza y ruidosa melodía.
Yacen las sirenas al atardecer
Al alcance de mi cántico azul
Porque ha visto mi recorrido
Igualando al autor de historias
Grácil parece pueda volar
Mas es un repliegue indómito
Envueltas las tablas, en domingo
Tomo las manos, aleteo arriba
Avanzando en la cota más viva
No sin levitar sobre las maderas.
No hay problema que resista
Adornos de flagrante sonrisa
Dársenas preñadas de barcos
Amorfas versiones grisáceas
Ningún resuello acompasado
Decenas de versos adocenados
Ordenando la escollera silente.
Pilares de semillas gigantescas
Unen los rieles de las imaginarias
Nítidas contra la espesura
Toman las teclas del ritmo
Indios, alrededor del fuego
Ancestros de espíritus grises
Gimen, sacuden las espumas
Ungen a los hombres ilustres
Dinamitan el acorde oscuro
Antes que indiviso concluya
Serenidad me hace sucumbir.
Son las tres tras el corte imaginario de tus campanadas
Irrisoria es la matinal fresca, escogiendo qué trozo elegir
Latiendo con el ardor de un guerrero volviendo a casa
Entonces me tomas de la cintura, me muestras la salida
Nadas a contracorriente, apedreamos los vidrieras rojas
Casi sin darnos cuenta, gritamos más fuerte, nos oyen
Intensos han sido los rugidos del águila y la serpiente
Otrora embebidos en tus lamentos, ahora parte de ti.
Se me agolpan en las sienes mil racimos de blues condimento
Afincando en el regodeo de la música que juega libre
Bajo la cizalla de un tiempo de nomenclaturas
Identificando la sensibilidad con el don
Ostentando no más que la vida.
Santiago Pablo Romero -Trigueros-
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