Un susurro nostálgico,
destila sonidos del silencio
y los derrama por el aire,
sus suaves melodías
sobrevuelan por el alma,
y estremecen en delirio
el mundo de los sentidos,
se atrapa la calma,
y las penas hacen agua
por el agujero del olvido.
Porque no hay otro mundo
tan lleno de ensueños,
como aquellos ayeres,
aquellos inocentes besos
que prendían el amor,
aquellas miradas llanas
que florecían en sonrisas,
y aquellas tantas cosas
que despliega el pasado.
Aquel ayer se aleja extraño
como un resplandor lejano,
un reflejo del tiempo
rodea mi sensible corazón,
y me deja el tibio olor
de lo que un día fue un sueño.
Ricardo Miñana
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