Cuando del otro lado del piso
bajo la mano del hermano asesino
tú gritabas tu odio y tu amor
y de ellos sacabas la fuerza
de seguir hasta el final
haciendo de tu grito
el grito de alerta
“Están asesinando la vida”
Cuando del otro lado del piso
tú sabías que yo sabía
el sentido de tus gritos
y aún queriendo ahogarlos
sabías que yo lo sabía
y gritabas más fuerte
para que el mundo supiera
“Están asesinando el amor”
Cuando del otro lado del piso
junto a varios otros presos
dentro y fuera del cuartel
tú gritabas tu muerte y tu vida
todos los gritos eran tus gritos
tus gritos eran los gritos de todos.
Del libro Los gritos, obra en tres actos de Pedro Vianna -Francia-
Publicado en Suplemento de Archivos del Sur
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