Fluye el verso pidiendo la paz
que los hombres no acaban de encontrar.
¿Quimera tal vez?
¿Utopía posiblemente?
En la noche fue una petición
unánime, airada, esperanzadora.

Después vino la música de Verónica
muy personal pero llena de garra
que el público aplaudió con fuerza.
Isabel puso la nota flamenca
con su voz impresionante
que entusiasmó a los buenos aficionados.
Música y poesía hermanadasen una mágica noche que se adornó
con el espléndido colorido
de unos vestidos marroquíes.
Y en medio de toda esta magia
el homenaje a un amigo,
a un gran guitarrista,
a un maestro, a Rafael Romero.
JOSÉ LUIS RUBIO


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