Desde su falsa anatomía material
la camisa oscila
como el cuerpo inerte del ahorcado
y el talle es una medida depuesta
para estos días de cielos raídos.
Así sucede en verano cuando las formas se diluyen
y los mediodías toman del lino su docilidad,
la resistencia y la tersura de la piel vulnerada
por pliegues ya casi anónimos.
Así sucede.
Hartazgo espurio y ceremonias legadas
frente al círculo del hombre,
círculo consensuado entre flores artificiales
y burdas escenas con horizonte de mármol.
Qué ciencia es la que rastrea la huella en el musgo
dónde se hallan los signos corrompidos
por la carencia de máculas blandas y poderosas.
Sincero es este clavo en el empeine
y triste su secreto de río,
desmayo entre canillas y urnas sin orinales
ni baldosas
ni cuerpos ahorcados por percheros.
Tal es la sed que da el querer ceñirse
a la oscuridad del verano.
Conrado Yasenza
Publicado en la revista Molino Rojo y Fernet
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