miércoles, 23 de octubre de 2013

SONROJO

Tienes un nombre, y si por él te llamo
no avanzarás vergüenza ni protesta;
¿por qué, pues, tu melindre manifiesta
reparo a apelativos que amalgamo

en la conversación? Yo no programo
nombres de cosas; cada cual se gesta
en concepción de siglos, brava orquesta
de alta fidelidad, que yo proclamo.

Llamaré a objeto y forma por sus nombres,
te sonrojes, te enfades o te asombres,
pues si designa un algo, es pertinente.

Voces que el diccionario cataloga
no merecen estigma. Se dialoga
con precisión, cortés o irreverente.
 
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

No hay comentarios:

Publicar un comentario