1
Debiéramos hartarnos del juego, retirar
el cuerpo de la ficción que maneja el hilo
de humores, euforia, tersa agitación.
En la seducción, sólo en ella, hay completad:
se elige un objetivo, se lo persigue
a distancia, si se lo obtiene, el juego
termina, también si no.
2
Y luego, cuando todo
acaba porque todo
acaba, además se llora.
3
O mejor no, jugar el juego en lo real,
en lo real que es otro juego y así.
4
Seguro, mujer, que digo todo esto
porque no estás, porque por la puerta que
salís entre la pena, y yo necesito juntar
unas palabras como “juego” y “sudores”, y
tratar de escandalizar para esconderme
detrás del melindroso rictus en las bocas.
5
O de verdad el amor es un juego, igual que la vida y
la muerte, y mi padre está por allí, jugando huidizo
y yo lo busco y no lo encuentro. Justo como a vos, querida.
Del libro Como mil flores de Macky Corbalán -Argentina-
Publicado en la revista Estación Quilmes
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