“Vivimos en una época de reflujo y derrota; hay que ser capaz de estar solo para volver a empezar”. Atrapo esta cita de Ricardo Piglia para iniciar la crónica de su más reciente novela El camino de Ida (Anagrama). El lector no debe sorprenderse cuando metido en la aventura de leerla, de pronto, el propio narrador se vea a sí mismo en la necesidad de provocar el emerger otras ficciones, las cuales le servirán como una base más para enardecer el peliagudo misterio de la trama, a la vez que se va creando un mayor interés y enigma en su aventura literaria.
Muestra clara de estas ficciones pueden apreciarse en el papel que llega a jugar El agente secreto de Joseph Conrad cuya aparición espontánea, entrar en escena, significa necesaria llamada de ayuda con la que conseguir aclarar el misterio que encierra cierto protagonista de la historia, que inspira al enigmático personaje de la ejemplar novela: Unabomber. Misterioso y fabulador personaje en el que Piglia, también fervoroso lector del Conrad mágico, decide utilizarlo para despejar el desarrollo del misterio de unos crímenes que se vienen sucediendo tras la extraña y sorprendente muerte de Ida.
La historia que se cuenta en esta nueva y polémica narración se desarrolla en Estados Unidos, concretamente en una prestigiosa universidad de New Jersey a donde nuestro personaje se desplaza para impartir un seminario sobre los años argentinos de W. H. Hudson. Oferta que su personaje, también nuestro, Emilio Renzi, acepta con un respiro, ya que no le faltan problemas para abandonar Buenos Aires por una temporada. El logro de tan especial trabajo intelectual se debe a Ida Brown directora del departamento, mujer bella, culta y tentadora, sin prejuicios y con ganas de vivir saboreando sensaciones desde sus inclinaciones antisistema con las que encuentra muy comprometida. Con ella vivirá Emilio Lenzi, guardando las formas con tacto clandestino, una experiencia sentimental muy especial y sin trabas durante un tiempo, que a medida que se va desarrollando la historia irá provocando esta delirante serie de sucesos, entre ellos la sorpresiva y misteriosa muerte en accidente de coche de Ida su amante clandestina,
El hecho por su importancia llega a ser investigado por el FBI siendo esta indagación lo que le permite al sobrecogido Renzi tener motivos para desenrollar tan doloroso como extraño y dudoso accidente con el que perdió la vida la seductora Ida. Es el momento que Renzi descubre que su amante tenía otra existencia de oculta doblez secreta, a medida que la narración se adentra por el misterioso laberinto va más allá de las apasionadas degustaciones sexuales. Es en este instante cuando la narración alcanza alturas diversas y expectantes, en la que los bruscos cambios saltan a otros temas propios de Piglia que suelen aparecer con tal frecuencia, que el lector se ve obligado a volcarse sobre una situación que, en este proceso resulta ser dificultoso ser extranjero, algo que lleva consigo las relaciones en otra sociedad diferente a la suya, donde la ambigüedad del ambiente académico en el que tiene que desenvolverse a su oficio de literato se encuentra inmerso en la narración.
Criterio analítico por lo social que le lleva a consultar con un detective privado, quien le despeja dudas y caminos con varias lecciones prácticas sobre la violencia en los Estados Unidos y los grupos antisistema. Entonces es cuando Piglia halla el personaje de Thomas Munk, brillante universitario muy radicalizado hasta dejarlo todo y optar por el compromiso revolucionario, en el que la culta profesora Ida también había estado implicada y no por puro azar. Resultando ser este Munk alumno de Harvard, profesor de matemáticas en Berkeley y mente privilegiada, personaje, que vive aislado en un bosque en aparente tranquilidad y quines lo conocen lo definen con una persona amable y educado en todos los aspectos.
Bueno pues todo esto que aquí hilvano sobre esta novela es la suma de una excelente obra que muestra una vez más la altura literaria de del excelente autor continuador de los inolvidables maestros y compatriotas José Luis Borges, Julio Cortázar y la incisiva influencia de Robert Arlt. Como escribe Pessoa en su Libro de El desasosiego: “Considero la vida como una venta donde tengo que esperar hasta que llegue la diligencia del abismo”, final de ese camino que nos acercará a la barca de Caronte, que igualmente puede ser la diligencia de John Ford.
FRANCISCO VÉLEZ NIETO
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