Leer la línea del horizonte
Permanecer en su rostro
anaranjado de azules
Quebrantar el código de
amarillo fugaz
Nombrarnos en la plenitud
de un incendio
Construir el oratorio
sobre las ruinas
romper la voz
devolver el temor a las hojas
Gritar que nos crece la noche
estamos solos.
INGRID VALENCIA
Publicado en la revista Ágora 1
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