La sangre escurrida de la luna
me salpicó los ojos
de goterones coagulados
y espesos.
Convoqué a las nubes
para disfrazarla de invisibilidad
y observé como la noche
seguía su rumbo inequívoco.
He pagado cara mi traición
y ha perpetrado su venganza
camuflada por rayos de luz
y pegajosa saliva plateada.
El doctor me visitó
en mi habitación privada
y comenzó a administrarme
el tratamiento para la enfermedad
de mi memoria atrasada.
Borró las siluetas de algunas fotos
y trabajó duro con mis recuerdos
en quirófano.
Su bata quedó marcada
de las manchas imborrables
de la sangre escurrida,
espesa y coagulada
de la luna.
Del libro En pie de tregua de DANIEL GRANADO PULIDO -Cádiz-
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