No hay ningún peldaño en el tren, pero lo coge a tiempo, observa, y por azar ve el ojo del ventilador mirándole; no está soñando, hace horas que dejó el dormi-torio, aunque todavía no suene el silbato y nada se mueva.
Escrito en el Café de Ruiz / Barrio de Maravillas, Madrid, 16 de Enero, 2013.
Del libro La campana y otros textos de Maite Aranda Jaquotot
Publicado en los Cuadernos de las Gaviotas
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