a largo plazo, o por la vida entera,
no anticipé producto de madera,
más bien de mármol, aunque no perfecto.
Fui soñador, y recorrí el trayecto
que va de la utopía a la quimera,
y al quebrarse por fin mi cristalera,
me acogí, en soledad, al intelecto.
Gesta sueños y amor la fantasía,
sin poder ofrecernos garantía
de que tales productos servirán.
La mente, en cambio, ve, fluye y razona,
lógica que jamás nos desmorona;
meditar y escribir, mi talismán.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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