La Angustia,
como una espada desangrada,
carcome mi pensamiento.
Ojos llenos de espinas
desmiran mi rostro,
que se arruga y palidece
en el implacable reflejo
del espejo.
El asombro abre sus puertas
y la Muerte,
en toda su espantosa belleza,
desfila, regia,
por mi piel.
La soledad de la Separación Primigenia
asoma a medias
bajo mi sombra.
La lluvia, agonizante como yo,
asciende hasta la Angustia,
y la convierte
en torbellino de luz,
poblándola de gárgolas
que pesadillan mis noches.
La duda, cual antorcha,
incendia mi voz,
destruyendo las palabras
que me sirven para re-crear El Mundo.
La náusea de existir
se asienta en mi Dasein.
Deserto de mi sombra:
Ella vive
Yo no.
VÍCTOR DÍAZ GORIS -República Dominicana-
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