miércoles, 3 de julio de 2013

DESPUÉS DE LAS SEIS DE LA TARDE

Amor.

Me llamas amor
y me cubro de rocío...

Descalza en la playa
danzo a la luna;
cuento las estrellas
una
a
una.

Amor, me dices,
y como lanza que no daña
clavas tu nombre en mi pecho,
ese, que como un sello
amigo mío,
llevo dentro
desde hace un tiempo...

Amor.
Me llamas amor,
y fijas tus ojos de jardines
en los míos de bruma,
queriendo descubrir
mis detalles,
mis secretos,
y tantas cosas,
como por ejemplo,
mi alma completa...

“Me quedaría mirándote siempre”,
dices, y me atrapa tu abrazo largo...
tan apretado que quita el aliento,
el poco que me queda
después de las seis de la tarde.

Maritza Álvarez (Chile)
Publicado en la revista Arena y Cal 205

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