era un sol rancio y azulado
conteniendo la juntura del conformismo.
Se escuchaba algún sollozo
a puerta cerrada,
embrujado de un viento
vociferante y molesto,
un aldabonazo fuera de tono.
Nosotros dos, tras besarnos,
despilfarrando toda desesperación,
nos apretamos las manos
y comenzamos a caminar sin tino
como dueños de un destino.
MANUEL JESÚS GONZÁLEZ CARRASCO
No hay comentarios:
Publicar un comentario