Somos errantes entre lineas.
Puntos seguidos...
Puntos y aparte...
Punto suspensivo.
Comas.
Surcando los horizontes vibrando con la imaginación.
Corriendo, apresurados algunos por el vapor de la juventud.
Despacio, otros lento con el sabor del látigo de la existencia, el tiempo.
Alegres, candorosos tiernos bulliciosos los años primeros...
Infancia inocente e irrepetible.
Y el lápiz nos acompaña junto a un papel que desde luego envejece también.
A veces palabras sobre palabras escritas al temblor de la emoción.
Ese papel tantas arrugas como pliegues tienen la piel y el alma.
Desgasta su textura y su mixtura, ya no se aprecian los puntos y los acentos...
Es la función del tiempo.
Evolución del Ser y el ser...
Entidad humana, material escrito desde aquel...
Un cedro que muere lentamente acostado sobre la grama.
EL poeta escribiente preñado de los cuentos del mañana, del ayer y el hoy.
Escribe, escribe rápido.
Se detiene.
Piensa saborea la idea, la frase, la oración, el fonema.
Lo paladea y prueba su sabor.
Lo piensa y siente su armonía.
Lo escribe y lee su pureza.
Lo degusta de nuevo, sabe a: Miel y hiel.
Sabe que dejo atrás cierta acciones...
Como puntos y comas.
Desde luego circunstancias... Secretas.
Errantes caminante sobre las huellas propias y ajenas...
Tantas veces resumidas en una esquela.
El amor eterno estampado con las letras del para y por siempre.
Igualmente atesorado en un recodo del corazón.
Nures Amer
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