viernes, 3 de mayo de 2013

BARQUITO DE PAPEL


Viene arrastrando las penas,
que alimenta en cada puerto,
como sufre el marinero,
que atrás deja las arenas.

A bordo del gran crucero,
que atraviesa grandes mares
Pablo el noble marinero,
no se acuerda de sus males.

En medio de la tormenta,
que arrecia el bello crucero,
las penas salen sobrando,
trabajar, es lo que cuenta.

Ya pasó la tempestad,
ya se avista nuevo puerto,
Pablo piensa en Azucena,
la chica de Puerto Otelo.

El crucero ya está anclado,
se despertó el timonel,
que juega con las hazañas,
del barquito de papel.

Darwin I. Flores Varela

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