La sombra de la muerte
abriga su delgado
cuerpo y en su mirada
la guadaña deslumbra,
y las lágrimas brotan
y el silencio se rompe
y los nervios cabalgan
en los cuerpos hundidos,
y la vida se acaba,
se acaba...
abran las puertas
y las ventanas,
que entre el aire,
aire fresco,
aire nuevo,
el aire que siembre,
el aire que riegue,
el aire que inunde
de valor y de fuerza
los corazones de los hijos,
los corazones de los nietos,
los corazones rotos,
vacíos y asolados.
David Romero Raposo.
Publicado en el facebook Fuego de la Utopía
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