martes, 5 de febrero de 2013

TEMBLOR DE BADAJOS


Deslizan el rosario sus manos de alabastro
con atávico porte de núbil abadesa
disimula la alforja, la cruz que la embelesa,
el cielo sobre el quino es signo de su rastro.

Enhebra ese coloquio su pálida figura,
breviario entre las manos, gozoso sacramento,
la ojiva es el retrato del místico momento...
¿Se entrega a los milagros, esclava y sin fisura?.

El prelado recoge las hostias y redomas
ya sabe que es doncella, conversa ante ese sino,
la patena esmaltada reluce cual platino
y un hálito de lirios invade los aromas.

LUJÁN FRAIX -Argentina-
Publicado en la revista deliteraturayalgomas

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