Siento como callan multitudes
al compás de la metralla,
multitudes que se extrañan
sin saber de sus virtudes,
multitudes sin mirada
en su gesto de ataúdes.
Siento como callan multitudes
en refugios de batalla.
Amasados como trajes en baúles,
apretados y rozando sus temores,
compartiendo los sudores
sin hablarse, como cruces
cinceladas por sus nombres.
Apagaron ya las luces,
dentro el llanto por aludes
y por fuera los temblores.
Refugio, cuatro lados de un infierno
Y en el centro las esperas,
tres otoños, cien inviernos
y ninguna primavera.
Solo hay tiempo, tiempo lento,
Y la vida desespera.
Solo hay tiempo, tiempo lento,
Y la guerra sigue fuera.
Gustavo González -Valladolid-
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