Un viento maniatado,
una tierra vacía,
una muerte que no duele,
un cansancio fatigado,
Amo entonces, luego existo.
Luego sé que más allá de tus manos
algo latirá donde haya algo.
La mirada destruida,
el mar haciéndose pedazos,
el peso inefable de mis brazos,
la noche lejana y herida.
Amo entonces, luego existo.
Del libro Olvidadizo de que lo hacía, quise quererte de
ENRIQUE ROJAS GUZMÁN
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